En el pico Ocejón

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domingo, 8 de diciembre de 2013

De Guadarrama a El Escorial (7 de diciembre de 2013)

Como no es cosa de apolillarse en exceso durante este puente de la Constitución, decidí hacerme esta travesía en solitario, aprovechando las posibilidades que el transporte público nos brinda. No está mal dejar por un día aparcado el máster, pensé.
A la ida cogí en el Intercambiador de Moncloa el autobús de la línea 682 a Guadarrama y la vuelta desde El Escorial la hice en tren.
Ningún senderista, ninguna senderista se dignaron a acompañarme en la ruta, pese a haber publicitado mis intenciones por los cauces habituales.
Eché a andar desde el pueblo de Guadarrama unos minutos antes de las diez de la mañana, tomando el camino que conduce al embalse de la Jarosa.
Embalse de la Jarosa desde la subida final a la Carrasqueta
Desde el embalse tomo un solitario camino que asciende por el pinar y está balizado con las marcas blancas y verdes de la Ruta del Bosque Plateado o de los Pinos Laricios. Un panel informativo me recuerda que a la gayuba la solían llamar también uva de oso, debido a que sus bayas solían servir de alimento a los osos en invierno.
Voy ganando altura en dirección al risco de la Carrasqueta y paso junto a una torreta de vigilancia de incendios, a la que con ayuda de la escalerilla de mano trepo para tener mejores vistas.
La Carrasqueta, a la izquierda, desde lo alto de la torreta
El tramo final de subida hasta la Carrasqueta (1.640 m.) discurre por un pelado cortafuegos. Alcanzado este primer objetivo, desde el que diviso a un lado la Cruz de los Caídos y al otro Peguerinos, los Pinares Llanos y la Peña Blanca, me siento al sol sobre una roca para descansar y comerme una mandarina, una barrita, un dátil y unas nueces.
La Cruz de los Caídos bajando al Escorial
Reanudo la marcha siguiendo en dirección sur el GR-10 que transita por todo lo alto del cordal de Cuelgamuros.
El refugio de la Naranjera, por el que hace tiempo no pasaba, sigue tan en ruinas como lo recordaba, o quizá peor, con el techo completamente derruido. Una lástima, pues se encuentra en un lugar privilegiado, con fantásticas vistas.
Refugio de la Naranjera

En la subida al cerro de San Juan (1.734 m.) me encuentro con un tramo completamente nevado, aunque la nieve, caída días atrás, sea de escaso grosor.
La bajada a El Escorial la haría pasando por el Pozo de la Nieve, la Solana del Barrancón, al pie del pico Abantos, donde me comería un minibocata de jamón y otro dátil, y el área recreativa de la Penosilla.
Ya se divisa entre los pinos el Monasterio del Escorial
Lo mejor, como siempre, la compañía y la cervecita que me tomé antes de subir al tren.

1 comentario:

  1. Veo que este blog ha prosperado. Ya no hace eco al abrirlo.

    Un experto en basket

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