En el pico Ocejón

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domingo, 8 de diciembre de 2013

Colmenar de Oreja (diciembre de 2013)

Pese a sus indudables atractivos, no es Colmenar de Oreja un pueblo muy conocido por los madrileños. Posiblemente se deba a que Chinchón, del que dista sólo cinco kilómetros, siempre le haya hecho sombra.
Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX Colmenar de Oreja era el cuarto municipio más poblado de la provincia, solo por detrás de Madrid, Alcalá de Henares y Aranjuez.
Contaba por entonces con una agricultura y una industria muy pujantes, siendo conocido por producir aceite de oliva de gran calidad, por sus bodegas de vino, por la fabricación de tinajas de barro para la conservación del vino (llegó a haber 32 hornos o alfares funcionando a pleno rendimiento, pero la actividad comenzó a decaer a partir de la utilización del acero inoxidable) y por sus canteras de piedra caliza blanca.
Una antigua tinaja de barro
Probablemente sea el pintor Ulpiano Checa el colmenarete que más alto ha llegado, pero con él pasa lo mismo que con el pueblo del que es natural, que apenas es conocido entre el gran público, quizá porque marchó joven de España y alcanzó la consagración como artista en Francia, país en el que residió hasta su muerte.
Pese a haber recibido una formación academicista, lo que le permitió dominar magistralmente el dibujo, fue un pintor ecléctico e integrador, que en París entró en contacto con las vanguardias e incorporó a su pintura algunos elementos procedentes del luminismo y del impresionismo.


Tiene Ulpiano Checa en su pueblo un renovado museo dedicado a dar un repaso a su trayectoria pictórica. De entre su obra destacan la pintura histórica, especialmente la ambientada en la Roma antigua e inspirada en novelas como Ben-Hur, Quo vadis? o Los últimos días de Pompeya, la pintura orientalista, fruto de sus viajes por Marruecos, Túnez y Argelia, la pintura costumbrista, en la que desde la añoranza recrea escenas de la España rural, y algunos retratos de bella factura.
La Plaza Mayor de Colmenar de Oreja, utilizada para la organización de festejos taurinos, es un magnífico ejemplo de plaza castellana porticada.
En la plaza
La iglesia-fortaleza de Santa María la Mayor, construida a mediados del siglo XIII por la Orden de Santiago, es un edificio de unas dimensiones imponentes, que se asemeja a un castillo y cuenta con una torre de 62 metros de altura, atribuida a Juan de Herrera.
Iglesia
Arco de Zacatín
El bar El Rincón, popularmente Casa Castillo, sirve unas sabrosas gambas al ajillo, que son conocidas en todo el sureste madrileño y que pueden acompañarse con el vino del terruño. Un sitio que conserva su aire tradicional, algo cada vez más imprescindible en estos tiempos que corren, y cuyas paredes están tapizadas de estampas taurinas.
 En el bar


A las afueras, sobre un altozano, se levanta la ermita del Cristo del Humilladero, que ofrece una buena vista de conjunto del pueblo y dispone de jardines y área recreativa.
Vistas hacia la vega del Tajo

Tradicionalmente los vecinos del pueblo tenían sus viñas y elaboraban en sus casas su propio vino. Lo hacían en grandes tinajas de barro que se fabricaban en los alfares del pueblo y guardaban en cuevas excavadas en la roca caliza.
Actualmente el pueblo tiene nueve bodegas, adscritas a la denominación de origen Vinos de Madrid. Una de ellas es la bodega Peral, que cuenta con una cueva subterránea de 1872 en la que se conservan muchas de las viejas tinajas de barro en que se hacía el vino y que hoy están vacías.
Bodega Peral


Información sobre Colmenar de Oreja
Web de Colmenar de Oreja
Guía de Colmenar de Oreja en PDF
Callejero de Colmenar de Oreja en PDF
El vino y las bodegas de Colmenar de Oreja

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