En el pico Ocejón

En el pico Ocejón

lunes, 25 de abril de 2011

El Sendero de los Nidos de Águila (de Cracovia a Czestochowa) - Semana Santa de 2011

La Semana Santa se aproximaba y era una ocasión propicia para hacer algún viaje. Varias ideas me rondaban la cabeza, pero la falta de tiempo me impedía pensar y no terminaba por decidirme por ninguna.
Unos días antes estuve consultando la información que tenía en casa sobre el Sendero de los Nidos de Águila, una ruta a pie, que está balizada y discurre por el sur de Polonia, uniendo las ciudades de Cracovia (Kraków) y Częstochowa. Esta información la recopilé en el verano de 2008, cuando estuve en Cracovia y los montes Tatras. Conservaba un buen mapa topográfico de la editorial Compass, a escala 1:50.000, y también una somera relación de alojamientos por la zona. Suficiente para decidirme. Apenas tres días antes, me compré por Internet el billete de avión a Cracovia y al día siguiente, el de vuelta desde Katowice.


El protagonista de este relato, al llegar a Cracovia


El Sendero de los Nidos de Águila (Szlak Orlich Gniazd) tiene una longitud de 164 km. y está señalizado en color rojo.
Atraviesa el altiplano o meseta de Cracovia-Częstochowa (Wyżyna Krakowsko-Częstochowska), conocido como el Jura, un rico paisaje calizo, formado durante el Jurásico y salpicado de barrancos y desfiladeros, suaves colinas, curiosas formaciones kársticas, cuevas y numerosos castillos y torres defensivas de época medieval, que en su mayor parte se hallan en ruinas.
Discurre por las regiones de Małopolska (Pequeña Polonia), a la que pertenece Cracovia, y de Slaskie (Silesia), en la que se encuentra Częstochowa.
Se han catalogado unas 1.000 cuevas (sobre todo en la zona de Ojców y alrededor del pueblo de Olsztyn).
A mediados del siglo XIV, el reino de Bohemia conquistó Silesia y la región del Jura se convirtió en frontera natural entre Polonia y Bohemia. El rey polaco Casimiro III el Grande (Kazimierz III Wielki), que era hijo de Władisław Łokietek, emprendió la fortificación del Jura y levantó una línea de castillos y torres defensivas entre Cracovia y Częstochowa. A raíz de la invasión sueca de 1655 y de otras posteriores, la mayor parte de estas fortificaciones fueron destruidas y quedaron reducidas a ruinas (Ojców, Rabsztyn, Bydlin, Smoleń, Ogrodzieniec, el castillo de Bąkowiec en Morsko, Mirów, Ostrężnik, Olsztyn, etc.). Sólo se ha reconstruido el castillo de Pieskowa Skała, próximo a Ojców, y el de Bobolice.



15 de abril, viernes: de Cracovia a Giebułtów y Modlnica

Recorrido: Cracovia – Estación de tren de Kraków Łobzów – Puente Rojo (Czerwony Most) de Zielonki – Giebułtów – Modlnica
Distancia: unos 11 km.
Puntos de interés: iglesia de madera de Modlnica.

A media mañana, el vuelo de Ryanair toma tierra en el aeropuerto de Cracovia. En el autobús urbano que me lleva al centro de Cracovia coincido con varios grupos de españoles, algo desorientados y despistados, pues se nota que no han pisado hasta ahora nunca Cracovia. A ello se unen las lógicas dificultades para descifrar los letreros y mensajes en polaco.
En el centro de Cracovia me dirijo a una oficina de cambio (kantor en polaco) para cambiar algunos złotys. No es mi intención permanecer mucho tiempo en una ciudad que, sin duda, es muy hermosa, pero que ya tuve oportunidad de conocer hace tres años, en verano. En este primer día pretendo hacer ya algunos kilómetros para dormir fuera de Cracovia. Aun así, es inevitable atravesar la Plaza Grande del Mercado (Rynek Głowny), en cuyo centro se encuentra el edificio de la Lonja de Paños (Sukiennice).


La Lonja de Paños (Sukiennice), en la Plaza Grande del Mercado (Rynek Głowny)


Y además, quiero acercarme a una librería especializada excursionismo, en la que me hago con mapas de varios parques nacionales de esta región sureña de Małopolska (Pequeña Polonia), pues no entra en mis planes volver a pasar por Cracovia en este viaje y ¡hay que pensar en escapadas futuras!
Pasada la una del mediodía, salgo del centro histórico y echo a andar, con la mochila a la espalda, en busca del sendero balizado que voy a seguir en estos días. Tomo la calle Karmelicka.


En la calle Karmelicka


Por aquí ya no hay turistas y, en su lugar, me cruzo con gente normal, ocupada en sus quehaceres cotidianos, pues el día es laborable. Avanzo por la acera, atravieso algún que otro paso de cebra y, aparentemente, no llamo la atención de nadie. Nadie me mira, nadie se fija en mí, a pesar de que mi aspecto, con mi gorra color butano y la mochila, debería desentonar bastante. Como me muevo por terreno aún urbano, no he desplegado mis bastones, que llevo a la espalda, atados al macuto. Me siento alguien anónimo, insignificante, diría que invisible a los ojos de los demás. O quizás extraordinariamente normal. Resulta excitante esta sensación de echar a andar desde la misma ciudad.
A esta hora son probablemente muchos los que interrumpen su actividad para comer, en casa o en las proximidades del trabajo. Decido imitarles y sobre las dos y pico, sin salir aún de Cracovia, hago una pausa en mi caminata y me meto a comer en un restaurante griego. No vaya a ser que más tarde no me den ya de comer en ningún sitio.
De nuevo en la calle, me encuentro el suelo algo mojado. Han caído unas gotas de lluvia mientras comía. Al dejar atrás la estación de tren de Łobzów y cruzar las vías por un paso inferior, encuentro las primeras marcas rojas del Sendero de los Nidos de Águila. Voy en la buena dirección. Estoy hecho un águila.
Estos primeros kilómetros son un tanto anodinos y desprovistos de interés paisajístico, cosa que ya me imaginaba. Atravieso barrios residenciales, descampados e incluso algún vertedero. Es un tramo perfectamente prescindible, pero aun así, me apetecía hacerlo y constatar lo que era previsible.
Poco a poco, el paisaje se torna agrario. Aparecen los sembrados. Me cruzo con algún tractor. Un hombre mayor, con aire de haber salido a dar una vuelta por sus tierras, me saluda muy afectuosamente. Le comunico con gestos que voy andando a Częstochowa y me desea toda suerte de parabienes. Supongo que decir que voy a Częstochowa tiene que caer bien, pues Częstochowa es para los polacos un lugar de honda significación religiosa, en el que se guarda la famosa Virgen Negra y al que los devotos acuden masivamente en peregrinaje.


La iglesia de Giebułtów


Llegando a Giebułtów, busco donde dormir y entro en una floristería a preguntar. Mis balbucientes palabras crean cierta confusión, pues no estoy muy fino y hablo de bebida (napoj) en lugar de habitación (pokoj). Pero tras salir de mi error, un señor me informa de que no hay posibilidad de alojarme en el pueblo y de que la opción más cercana es un motel de carretera que hay a medio kilómetro de Modlnica, algo apartado de mi sendero. Y hacia allá me dirijo. ¿Qué puedo hacer?


La iglesia de Modlnica



16 de abril, sábado: de Modlnica a Sułoszowa, pasando por el Parque Nacional de Ojców

Recorrido: Modlnica – Giebułtów – Parque Natural de Ojców – Sułoszowa
Distancia: unos 22 km.
Puntos de interés: casas de madera y castillo en ruinas de Ojców; Capilla sobre las Aguas (Kaplica na Wodzie); castillo de Pieskowa Skała.

Este será el día en que más gente vea caminando. Lógico. Atravieso un parque nacional, el de Ojców, que está próximo a Cracovia, y encima es sábado. La mayoría de la gente con la que me cruzo tiene pinta de estar dando un corto paseo, a veces con niños pequeños. Solo unos pocos parecen estar haciendo una excursión de día algo más larga.


A la entrada del parque nacional de Ojców


Río Prądnik


Valle del río Prądnik


A la altura de la roca que llaman Brama Krakowska (o Puerta de Cracovia), un nutrido grupo de cicloturistas pedalea por la estrecha carretera. Al pararme a leer unos carteles, creo descifrar que hay próximo un punto en el que los fines de semana alquilan bicis para dar paseos por el parque.


Cicloturistas


En el pueblo de Ojców atraen mi atención algunas casas con fachada de madera bastante pintorescas, probablemente de las más pintorescas que vea en todos estos días. En algunas de ellas hay colgados letreros de alquiler de habitaciones.


Ojców


Ojców


Al final del pueblo, sobre una colina, se levanta el castillo en ruinas, al que subo. Solo se conserva en buen estado la torre de acceso, en cuya primera planta hay una maqueta que reproduce lo que debió ser la fortaleza medieval.


Entrada al castillo de Ojców


Maqueta del castillo


Vista desde el castillo


Más adelante, me sorprende por su originalidad la pequeña capilla de madera que, sobre pilares, se levanta sobre el lecho de un arroyo (Kaplica na Wodzie o Capilla sobre el Agua).


Kaplica na Wodzie o Capilla sobre el Agua


Sobre las seis de la tarde, después de atravesar un bosque y perder el sendero durante un rato, aparece de golpe, entre los árboles, el castillo de Pieskowa Skała, reconstruido en estilo renacentista, que se encuentra ya casi a la salida del parque nacional de Ojców. Se puede visitar por dentro, pero es ya tarde y van a cerrarlo de un momento a otro.


El gnomo del bosque


Castillo de Pieskowa Skała


Siguiendo un kilómetro más por la carretera que va a Olkusz, me encuentro con un letrero de alquiler de habitaciones. Remonto una cuesta que sale a mano derecha de la carretera y a los cinco minutos llego a la casa familiar en cuestión, en la que me quedo a dormir.


La habitación en la que me quedé a dormir


Parque Nacional de Ojców – Ojcowski Park Narodowy (OPN)
Es el Parque Nacional más pequeño de Polonia (21,5 km. cuadrados), aunque muy pintoresco y variado.
La entrada es gratuita pero algunas cuevas son de pago, como la cueva Oscura (Jaskinia Ciemna) o la cueva de Łokietek (Jaskinia Łokietka), un rey polaco.
Puntos de interés:
  • Dos castillos: el de Ojców, que está en ruinas, y el de Pieskowa Skała, que se ha reconstruido.
  • Casi 200 cuevas: cueva Oscura (Jaskinia Ciemna); cueva de Łokietek (Jaskinia Łokietka); cueva del Murciélago (Jaskinia Nietoperzowa).
  • Impresionantes formaciones rocosas calcáreas, como la Maza o Garrote de Hércules (Maczuga Herkulesa), el Guante (Rękawica), la Aguja de Deotima (Igła Deotimy) o la Puerta de Cracovia (Brama Krakowska).
  • Gran variedad de flora.
  • Bosques de hayas, abetos y robles, particularmente fotogénicos en otoño.
Hay también numerosas colonias de murciélagos y, de hecho, uno de estos animales se ha convertido en el emblema del parque.
Una carretera discurre a lo largo del valle del río Prądnik (Dolina Prądnika) y recorre el parque.
Algunos buses de Cracovia a Olkusz paran en Pieskowa Skała y Sułoszowa

Ojców
Es un pueblo de casas de madera, desperdigadas a lo largo del valle del río Prądnik. Hay varios alojamientos en el mismo pueblo.
Su castillo en ruinas (s. XIV) se yergue en el extremo norte del pueblo y conserva restos de la muralla, la puerta original de acceso (sobre la cual hay un pequeño museo) y una torre octogonal que ha sido reconstruida.
Unos 200 m. al norte del castillo, junto a la carretera que va a Olkusz, se encuentra la capilla sobre el Agua (Kaplica na Wodzie), construida en madera, que se levanta sobre el lecho del río.

Castillo de Pieskowa Skała
Fue construido en el siglo XIV.
Su aspecto actual de residencia renacentista corresponde a la reconstrucción llevada a cabo en el siglo XVI y a su posterior ampliación en el siglo XVII.
Alberga un museo de arte y un café-restaurante.



17 de abril, domingo: de Sułoszowa a Olkusz y Jaroszowiec

Recorrido: Sułoszowa – Zadole Kosmolowskie – Olkusz – Rabsztyn – Reserva Natural de Pazurek – Jaroszowiec
Distancia: unos 27 km. (quitando ya 8 km. que hice en autobús)
Puntos de interés: Plaza del Mercado (Rynek Plac) e iglesia gótica de San Andrés (Św. Andrzeja) en Olkusz; castillo en ruinas de Rabsztyn.

Al echar a andar, atravieso uno de los barrios de Sułoszowa, que se extiende a lo largo de la carretera. Me sorprende el emplazamiento de algunas casas, levantadas al pie de la pared rocosa.


Sułoszowa


Iglesia de Sułoszowa


Tras pasar junto a la gran iglesia de ladrillo rojizo de Sułoszowa, tuerzo a la izquierda y tomo un ancho camino agrícola, con huellas de tractores, que se encarama hasta una meseta.


Sułoszowa queda atrás


A partir de aquí, el camino se vuelve llano y algo anodino. Los campos arados esperan el momento de la siembra.
En Zadole veo venir un autobús y, sin pensármelo, le hago una señal para pararlo. Efectivamente, va a Olkusz, cosa que me imaginaba por los carteles que acababa de leer al pasar junto a una parada. Tenía ganas de conocer Olkusz, pues he leído que su plaza del mercado está flanqueada por casas burguesas en tonos pastel, y este autobús me da la oportunidad de quitarme unos kilómetros y plantarme allí en un periquete. Además, mi sendero no pasa por Olkusz y para acercarme hasta allí, hubiera tenido que hacerme tres kilómetros extra.


En el autobús


Al subir al autobús, me lo encuentro prácticamente vacío. Apenas tres personas. Pero es que lo cojo en una de sus primeras paradas. A lo largo del trayecto se irá subiendo gente y llegará a llenarse, teniendo que quedarse de pie algunos viajeros. En su mayoría, son señoras mayores las que suben, vestidas de domingo, llevando en sus manos palmas y sencillos ramos, hechos de hierbas, plantas y flores. Y es que, claro, ahora caigo, hoy es Domingo de Ramos y van a la misa de mediodía.


Un curioso guerrero, a la entrada de Olkusz


Al acercarme a la plaza de Olkusz, me espera una decepción. Está siendo remodelada, por lo que aparece invadida por las vallas y con el pavimento levantado.


Plaza del Mercado, en Olkusz


La iglesia de San Andrés, por detrás de la plaza, debe estar de bote en bote, pues muchísima gente se ha quedado fuera, sin entrar, y sigue por megafonía la misa.


Iglesia de San Andrés


Tras pasear de aquí para allá, abandono Olkusz, en busca del sendero de nuevo. Ando y ando unas dos horas y llego a Rabsztyn, al pie de su castillo en ruinas. Son las cuatro de la tarde, hora que parece un tanto intempestiva para comer, pero encuentro un mesón abierto junto a la carretera. Me siento en la esquina de una mesa larga, que está vacía, pero terminaré por compartirla con un grupo de moteros que llega después y que en este domingo han salido a devorar el asfalto con sus motos. Inesperada compañía para alguien como yo, que le tiene alergia a las motos de alta cilindrada.


Castillo de Rabsztyn


Atardeciendo en el bosque de Pazurek


Tengo pensado dormir en Jaroszowiec, que está apartado del sendero algo más de un kilómetro. Según la información y el mapa que llevo, este pueblo parece contar con más de un alojamiento. Sobre las siete y media de la tarde llego al final de etapa elegido y a la hora de la verdad, nada de nada de lo esperado. Es un pueblo grande, desprovisto de encantos, con varias fábricas a las afueras y bloques de viviendas hechos de hormigón. Unos chicos me dicen que el albergue está cerrado y solo funciona en verano. Sigo deambulando por las calles. Dos mujeres me informan, ayudándose de gestos, de que no hay ninguna opción de alojamiento aquí y de que lo más cercano es Olkusz. Pues vaya. Si resulta que vengo de Olkusz…
Vuelvo a la carretera un tanto desmoralizado y me encuentro de nuevo con tres de los jóvenes de hace un rato, un chico y dos chicas. A pesar de la barrera del idioma, intento explicarles mi desesperada situación, que no tengo dónde dormir y está ya atardeciendo. Les enseño unos papeles en los que figuran un par de alojamientos que teóricamente tendría que haber aquí, pero el chico, que se llama Pawel y tiene voluntad de ayudar, me dice que nanay, que esos alojamientos, o no existen, o no funcionan ya, que para el caso es lo mismo. Y que no me queda otra que coger un autobús a Olkusz, lo que me supone deshacer parte del camino que he hecho hoy. Me acompañan a una parada, en la que están expuestos los horarios de varios autobuses. Pawel me echa una mano y me indica el número del autobús que debo coger. Pero no pasa hasta las diez y media de la noche. Joder, quedan casi tres horas. Debo darles pena, porque se ponen a hablar entre ellos y Pawel me hace una seña de que espere, de que va a llamar a alguien con su móvil. Asisto a los acontecimientos como un convidado de piedra. Tras la llamada, Pawel me habla de un colega, palabra que me resulta inconfundible. Entiendo que han llamado a un colega que tiene coche y que va a venir de un momento a otro para llevarme a Olkusz. Estoy salvado. Dicho y hecho. En unos minutos se presenta el colega, nos saludamos y me abre el maletero para que deje en él mi mochila. Me despido de mis tres salvadores con un apretón de manos, dándoles las gracias, y me acomodo en el asiento delantero del coche, junto al colega. Estoy un poco embotado y, de repente, creo verme sentado en un taxi, pues contemplo ante mí el taxímetro, en el que el precio de la carrera va subiendo céntimo a céntimo. Bueno, me digo, el tal Pawel ha llamado a un colega suyo que es taxista y no recuerdo haber escuchado en ningún momento hablar de un taxi. Al fin y al cabo, es lo de menos, lo importante es haber salido del aprieto… De golpe, mi empanada mental se despeja. La música suena en el coche y lo que me pareció el taxímetro no es más que el reproductor de cedés. No era el precio de la carrera lo que veía, sino los minutos y segundos de la pista que estaba sonando. Ahora, al cambiar de pista, el minutaje se había puesto nuevamente a cero.
El colega me deja en Olkusz, junto al hotel Victoria. Saco un billete de veinte złotys, que pienso puede equivaler a lo que costaría un taxi, pero me hace un gesto de que no, de que no es necesario que le pague nada. Un poco azorado, me guardo el billete y me revuelvo los bolsillos hasta dar con una moneda de dos złotys, que le alargo y que yo creo que me acepta por tranquilizar mi conciencia.

Olkusz
Su fundación está relacionada con la explotación de los yacimientos de plata y plomo.
En 1299 recibió los derechos de ciudad.
En lo alto de la ciudad se alza la iglesia gótica de San Andrés (Św. Andrzeja), construida en el siglo XVI.
En su casco viejo se pueden admirar edificios góticos y renacentistas.



18 de abril, lunes: de Bydlin a Podzamcze

Recorrido: Bydlin – Peña de Biśnik (Skała Biśnik) – Smoleń – Pilica – Kocikowa – Castillo de Ogrodzieniec – Podzamcze
Distancia: unos 23 km.
Puntos de interés: castillo en ruinas e iglesia de la Santa Cruz en Bydlin; vistas desde Skała Biśnik; castillo en ruinas de Smoleń; gran estanque en Pilica; castillo en ruinas de Ogrodzieniec y ciudad encantada (Skalne Miasto) en Podzamcze.

Para remediar el fiasco de la víspera, decido tomar en Olkusz un autobús a Bydlin y comenzar nuevamente a caminar desde este último pueblo. Como el autobús no sale hasta las diez y media de la mañana, me da tiempo a pasear un poco después del desayuno y a tomarme un té en la Plaza del Mercado.
Se presenta otro día de buen tiempo. Así va a ser la tónica el resto de los días.


Día luminoso en Bydlin


A poco de echar a andar desde Bydlin, llego a la iglesia de la Santa Cruz, con su cementerio. Hasta ella se acercan algunas personas para rezar y poner flores a sus familiares que aquí descansan, como una señora que, tras cumplir con sus obligaciones, se monta en su bici para volver a casa.


Capilla de la Santa Cruz


La señora se vuelve a casa después de visitar el cementerio


Frente a la iglesia, al otro lado de la carretera, un sendero sube en pocos minutos hasta las ruinas del castillo de Bydlin, rodeadas de árboles.


Castillo de Bydlin


El paisaje en este altiplano de Cracovia-Częstochowa es muy llano y bastante boscoso. Algunas rocas calizas emergen de vez en cuando en medio del llano y rompen un poco la monotonía. Es recomendable encaramarse a estas elevaciones rocosas, si se presenta la ocasión, para disfrutar de una panorámica del entorno que, de otra forma, no se tendría. Es lo que hago al pasar junto a la roca de Biśnik.


Vista desde la roca de Biśnik


Un poco antes de llegar a Smoleń, el bosque da paso a los campos de labor y un hombre se ocupa en la quema de rastrojos. El viento trae hacia mí la humareda, por lo que acelero un poco el paso, tratando de inhalar el menor humo posible.


Llegando a Smoleń


Llegando a Smoleń

Smoleń, al igual que otros pueblos de esta ruta, cuenta también con su castillo en ruinas, erigido, como es habitual, en lo alto de una colina.


Castillo de Smoleń


Castillo de Smoleń


Pilica tiene la apariencia de una pequeña ciudad, con un gran estanque a la entrada y plaza central cuadrangular. Me siento en las gradas de una pequeña cancha de baloncesto al aire libre, a comer un poco de pan con queso y a beberme una lata de cerveza que acabo de comprar en una tienda.


Llegando a Pilica


Llegando a Pilica


Estanque de Pilica


Al dirigirme a Kocikowa equivoco el camino. En algún momento pierdo las marcas y me paso de largo un desvío a la izquierda. Busco entonces un atajo para salir al camino correcto más adelante, evitándome tener que retroceder.


Kocikowa


Pasado Kocikowa, diviso a lo lejos, sobre una colina que descuella en medio del bosque, mi objetivo del día, las ruinas del castillo de Ogrodzieniec, el más grande de todos los que voy a encontrar en la ruta. Aún me quedan unos kilómetros hasta llegar a él.
Vuelvo a despistarme, creo, cuando ya estoy cerca del castillo, pues dejo de ver marcas en el sendero que sigo y, ante las dudas, atravesar el pinar e ir ganando altura. Paso algunas dificultades, pues hay muchos pinos caídos que dificultan el avance. Llego hasta unas rocas. Un chico que anda por allí me saluda y me pregunta de dónde vengo. Habla un inglés bastante fluido. Al escuchar España, suelta varias veces un WAW, WAW, lleno de asombro e incredulidad. Le parece increíble toparse aquí con alguien que viene de España. Me siento como un marciano que se hubiera topado con un terrícola. Pero el chico es realmente jovial y dicharachero, un tipo cordial, y nos despedimos de forma afectuosa.
Paso junto a unas paredes de roca en las que veo colgados a algunos escaladores. Una chica, a la que asegura su novio o amigo, lanza unos suspiros terribles en pleno esfuerzo. No le está resultando fácil la vía, no. Cae ya la tarde y estoy en la que llaman Skalne Miasto de Podzamzce, literalmente ciudad de piedra, aunque mejor sería traducirla como ciudad encantada, que en castellano tiene más sentido.


Skalne Miasto o Ciudad Encantada de Podzamzce


El castillo en ruinas de Ogrodzieniec está aquí al lado. Son unas ruinas muy grandes, que pueden visitarse, pero a esta hora están ya cerradas.


Castillo de Ogrodzieniec


No estoy dispuesto a renunciar a la visita por dentro, así que suelto la mochila y salto la valla, que no es muy alta. Me doy un paseo por el patio principal, muy extenso, y subo por la rampa hasta la torre, donde una reja me cierra el paso definitivamente. Parece que las ruinas se utilizan como escenario en el que celebrar conciertos, representaciones teatrales o eventos similares, pues tanto en el patio principal como en otro más pequeño que hay tras la reja, han instalado un estrado, bancos, sillas, una barra de bar, etc.


Patio interior del castillo


Acceso interior al castillo


Al pie del castillo se encuentra el pueblo de Podzamcze, al que bajo en un santiamén. Pido habitación en el primer sitio que encuentro, que es un mesón en el que sirven también de comer.

 Podzamcze


A unos pocos kilómetros de Podzamcze, en Ogrodzieniec, murió Paul von Hindenburg, mariscal de campo del ejército alemán y segundo presidente de la República de Weimar.



19 de abril, martes: de Podzamcze a Podlesice

Recorrido: Podzamcze – Gród Birów – Karlin – Żerkowice – Peñas de Okiennik Wielki – Castillo de Morsko – Podlesice
Distancia: unos 21 km.
Puntos de interés: Gród Birów; vistas desde las peñas de Okiennik Wielki; castillo en ruinas de Bąkowiec en Morsko.

Un día tranquilo en el que no hago una etapa muy larga y, al empezar temprano, termino de andar a media tarde, sin apurar mucho el tiempo.
A dos kilómetros de Podzamcze, sobre una colina, se encuentra lo que llaman Gród Birów, que viene a ser cparece como una muralla defensiva construida toda ella en madera, a modo de empalizada. Es evidente que se trata de una reproducción de lo que esta construcción debió ser en el pasado, pero no entiendo ni jota de lo que pone en un cartel y, por tanto, no puedo saber a qué época histórica corresponde, aunque supongo que será medieval. Lo único que saco en limpio es que su reconstrucción se ha financiado, en parte, con fondos europeos. En principio, puede visitarse por dentro, pero hoy está cerrado, quizá por ser lunes. Aun así, encuentro la forma de colarme por un lateral, introduciéndome por el hueco que deja una valla. Parece que le he encontrado gusto a esto de colarme en los sitios. Desde aquí arriba, se tienen buenas vistas del cercano castillo de Ogrodzieniec y del pueblo de Podzamcze.


Gród Birów


Gród Birów


A la bajada de Gród Birów


Las peñas blancas de Okiennik Wielki son inconfundibles. Una de las peñas está horadada por un enorme agujero redondo, que llaman Okiennik Duży o Ventanuco Grande, y trepo a ella para disfrutar de las vistas.


Paisaje campestre


Peñas de Okiennik Wielki


Vista desde las peñas de Okiennik Wielki


Al pie del castillo de Morsko hay varios alojamientos: un campamento de cabañas en medio del pinar y un hotel bastante grande con aspecto nuevo. Sin embargo, todo parece bastante vacío en esta época del año. En una ladera que desciende de la montaña hay un área bastante amplia en la que han talado toda la vegetación. Creo que utilizan esta instalación como pista para practicar el snowboard, pero en esta época del año ya no está en funcionamiento, pues no queda nada de nieve.


Sesteando


Podlesice es un pueblo con numerosas casas particulares en las que alojarse. Pero por pereza me quedo a la entrada, en un hostal bastante grande, que tiene aspecto de hallarse prácticamente vacío.
Después de ducharme y de cambiarme de ropa, me doy un paseo por el pueblo. La calle principal, bastante larga, se encuentra en obras. Están renovando su pavimento. Entro a cenar en Karcma Michalowa, una taberna bastante nueva, amueblada al estilo de una cervecería, que tiene una terraza desde la que contemplar la puesta del sol. Decisión acertada porque está todo muy bueno. Una surovka o ensalada de verduras crudas. Unos pierogi o raviolis del tamaño de una empanadilla. Y unas patatas con salsa de kéfir. He preferido sentarme dentro, pues ya anochece.



20 de abril, miércoles: de Podlesice a Złoty Potok

Recorrido: Podlesice – Monte Zborów (Góra Zborów) – Zdów – Bobolice – Mirów – Niegowa – Moczydło – Trzebniów – Castillo de Ostrężnik – Złoty Potok
Distancia: unos 27 km.
Puntos de interés: vistas desde el monte Zborów; castillo de Bobolice, castillo en ruinas de Mirów; castillo en ruinas de Ostrężnik; lagos y estanques en Złoty Potok.

La temperatura es aún fresca cuando alcanzo la cima del monte Zborów, desde el que se domina Podlesice, donde he dormido la pasada noche.


Podlesice


En el monte Zborów


Este día me deja muy buenas sensaciones, sobre todo gracias a los fotogénicos castillos de Bobolice y de Mirów, y al tramo de sendero que los une.
El castillo de Bobolice, que corona una loma herbosa, ha sido recientemente reconstruido, cosa que desconocía, y luce una hermosa estampa.


El castillo de Bobolice


El castillo de Bobolice, visto por detrás, todavía con andamios


Apenas dos kilómetros separan los castillos de Bobolice y Mirów. Es un tramo con estupendas vistas. El sendero discurre por una pequeña meseta, entre matorrales de poca altura, y se domina un amplio panorama. Me voy aproximando poco a poco al castillo de Mirów, que he empezado a divisar desde bastante atrás. Las vistas del castillo son estupendas y no paro de hacerle fotos desde la distancia.


El castillo de Mirów


El castillo de Mirów


El castillo de Mirów


Desde el castillo bajo al pueblo homónimo de Mirów y me siento en un bar con terraza a reponer fuerzas. La camarera, que tiene un rostro muy sugerente, me sirve un vaso de cerveza y una salchicha con patatas y ensalada. Es un momento de descanso, que aprovecho para escribir alguna postal, ordenar mis notas y examinar el mapa.


Mirów


Dándome un pequeño homenaje


A la tarde, paso por otro castillo, el de Ostrężnik, pero está en completa ruina. Las pocas piedras que quedan de sus muros apenas son reconocibles entre los pinos.
Desde este último castillo me resta una bajada de hora y pico hasta llegar a Złoty Potok, donde tengo pensado hacer noche. Cerca del pueblo se encuentra la Brama Twardowskiego (o Puerta de Twardowski), un túnel que atraviesa de parte a parte la roca caliza.


Lago cerca de Złoty Potok


En Złoty Potok hay un hotel y varias casas particulares para alojarse. Me decido por la segunda de las opciones, pero en las dos primeras casas en las que pregunto no tienen sitio. Y es que ya estamos a miércoles y es Semana Santa, lo que probablemente tenga algo que ver. En la tercera casa tengo más suerte. En el patio me encuentro a dos señores mayores sentados, que están de charla. El que es el dueño me dice que sí, que tienen una habitación para mí y va en busca de la llave. Es una habitación con baño y puerta directa al patio. Se nota algo la humedad. El señor habla algunas palabras en alemán. Le digo que vengo de España, lo que parece alegrarle bastante, y me responde que tiene en España a una hija o nieta, no me queda muy claro, que reside en Bilbao. Por alusiones, le digo que, aunque yo vivo en Madrid, soy también de Bilbao y ello parece ponerle todavía más contento. Me hace acompañarle a la cocina de la casa y se empeña en que salude por teléfono a su hija o nieta. No tengo escapatoria. Y efectivamente, le llama por el móvil y, tras intercambiar algunas palabras en polaco, me la pasa para que la salude. La chica, que resulta ser su nieta, habla un perfecto castellano y se muestra encantada de hablar conmigo. Me dice que su abuelo es un bromista y que cuando le decía que tenía en casa en ese momento a uno de Bilbao, pensaba que le estaba tomando el pelo. Y es que es muy habitual que su abuelo le tome el pelo a la gente, según me dice...
De vuelta a mi habitación, se presenta la señora de la casa, la esposa, que me da la bienvenida con un Buenas tardes, que probablemente la hija le haya enseñado, y me obsequia con un té y una salchicha fría con pan.
Salgo a cenar y me vuelvo a encontrar en el patio al señor con su amigo, que están dándole unos tragos a una botella de soplica, que es una especie de vodka. El señor me ofrece probar el vodka directamente de la botella, a la que resta un culín. Tomo la botella en mis manos, me la acerco, mojo los labios y le doy un pequeño trago, paladeando su sabor. Pero no es suficiente. Me invita, con un gesto, a terminar la botella de un trago. Intento resistirme, pero no me es posible. Me insiste en ello y, por no ser descortés, me la acabo de varios tragos, ponderando con énfasis su buen sabor. Quizá esperaban que me derrumbara ahí mismo, pero no les doy tal gusto. A un tipo de Bilbao no le pueden tumbar bebiendo dos polacos…


Estanque de Złoty Potok


Me voy a cenar con el esófago bien calentito y camino una media hora hasta Ponik, un pueblo que está pegado a Złoty Potok, donde entro en una pizzería frecuentada por gente joven.
Al volver a mi habitación, enciendo la tele por ver qué echan y, qué casualidades, doy con el Madrid-Barça, que se juegan la final de Copa y están ya en los últimos minutos de la primera parte. Retransmitido en polaco, naturalmente.



21 de abril, jueves: de Złoty Potok a Olsztyn

Recorrido: Złoty Potok – Zrębice – Reserva Natural de Sokole Góry – Olsztyn
Distancia: unos 16 km.
Puntos de interés: alameda de Klonów (Aleja Klonów); iglesia de madera de Zrębice; castillo en ruinas de Olsztyn.

Salgo de Złoty Potok por la alameda de Klonów, un ancho paseo, flanqueado por altos árboles, perfectamente alineados.


Alameda de Klonów


¿Les suena de algo este tipo?


A la altura de Zrębice una señora bastante mayor me para y me dice algo. Le contesto en inglés para que vea que soy un guiri, pero no parece importarle y empieza a contarme cosas mientras le escucho con atención. La señora habla y habla, y yo hago gestos de asentimiento con la cabeza. Me dibuja un 87 con el dedo. Y entonces entiendo que me habla de su edad. Le dibujo yo también el 87 y le pregunto si son sus años, señalándola con el dedo. Ella asiente. Sigue hablándome. Parece contarme cosas con mucho sentimiento, pero a la vez con tranquilidad y entereza, con esa tranquilidad del que ya lo ha vivido todo. Imagino que me cuenta historias de su familia, de los suyos, de lo mal que lo han pasado, de todos aquellos que perdió en la guerra, de lo pobres que fueron durante el comunismo, etc. Historias duras, en las que se entremezclan el dolor, el sufrimiento y la pobreza. Son todo figuraciones mías, claro, pues no podemos entendernos. Pero la señora me parece enormemente humana y agradezco mucho sus palabras, pronunciadas en un suave tono. Calculo que durante la guerra mundial, por la edad que me ha dicho que tiene ahora, tendría entre 14 y 18 años, y sería toda una adolescente. Probablemente le tocó vivir cosas terribles. Al despedirnos le cojo la mano.

Hoy la etapa es más corta y llego a Olsztyn, que tiene también castillo, a la hora de comer. En sus alrededores se encuentra la reserva forestal de Sokole Góry (o Montes de los Halcones). 
Busco nuevamente una casa particular donde quedarme, pues me parece la mejor opción, y dedico la tarde a descansar, a echarme una siesta, dar un paseo hasta una iglesia que hay a las afueras, subir al castillo, etc. 


Castillo de Olsztyn


 Olsztyn



22 de abril, viernes: de Olsztyn a Częstochowa

Recorrido: Olsztyn – Kusięta – Montaña Verde (Zielona Góra) – Częstochowa
Distancia: unos 17 km.
Puntos de interés: vistas desde Zielona Góra.

Hoy termino mi caminata. La etapa que me queda vuelve a ser corta y, salvo las vistas desde Zielona Góra (la Montaña Verde), no tiene ningún interés especial.


En Zielona Góra


En los últimos kilómetros camino un buen rato por el arcén de la carretera, lo que se hace algo pesado.
Al desembocar en la avenida principal de Częstochowa, muy concurrida, se distingue al fondo la torre puntiaguda del santuario de Jasna Góra, donde se guarda la Virgen Negra, pero no es mi intención llegarme hasta él, pues ya lo visité hace tres años. Además, es Viernes Santo y a buen seguro el santuario estará abarrotado de peregrinos. Y no me apetece nada darme un baño de multitudes.


En Częstochowa, con el monasterio de Jasna Góra al fondo


Después de comerme rápidamente una pizza, me acerco a la estación de tren a comprarme un billete a Katowice. Se puede decir que el viaje ha terminado, aunque no será hasta mañana cuando coja en el aeropuerto de Katowice mi vuelo de regreso a casa.


El tren que me va a llevar a Katowice



Resumen

Hay algunos tramos de la ruta que no ofrecen interés y de los que se puede prescindir tranquilamente: los primeros kilómetros después de salir de Cracovia; los últimos kilómetros antes de llegar a Częstochowa; el tramo que une Sułoszowa con Olkusz.
Recomiendo hacer las siguientes etapas:
- De Giebułtów a Sułoszowa, atravesando el Parque Nacional de Ojców. Se puede hacer en un día. A Giebułtów se puede llegar desde Cracovia tomando el autobús nº 220.
- De Olkusz a Olsztyn. Son cinco etapas. Se puede tomar en Sułoszowa un autobús a Olkusz para continuar la ruta desde aquí.

El alojamiento más económico es en alojamientos de agroturismo, que equivaldrían a nuestras casas rurales. Son casas particulares y unifamiliares, que suelen estar situadas en el mismo pueblo y a menudo se hallan rodeadas de jardín. En ellas vive la propia familia, te alquilan una habitación para ti y te cobran, con desayuno incluido, un precio que puede oscilar entre 40 y 70 złotys (un euro equivale aproximadamente a cuatro złotys). Se anuncian con letreros en los que pone Pokoje (Habitaciones), Wolne Pokoje (Habitaciones Libres), Pokoje Gościnne (Habitaciones de Huéspedes), Noclegi (Alojamiento), Agroturyszm, Agroturystyka, Gospodarstwo Agroturystyczne (Granja Agroturística), etc.
Hay también Albergues de Juventud (Schronisko Młodziezowe), pero muchos de ellos solo funcionan en verano.
De los pueblos que pasé, los que contaban con una oferta más abundante de alojamientos de agroturismo eran Ojców, Podzamcze, Morsko, Podlesice, Złoty Potok y Olsztyn. En algunos de estos pueblos vi también anuncios de alquiler de bicis (Wypożyczalnia Rowerów).

El sendero es muy solitario y apenas se cruza uno con gente. Es habitual caminar más de una hora por el bosque y no encontrarse con nadie. Se atraviesan muchos pueblos, pero a veces hay 6-7 kilómetros entre pueblo y pueblo.

EXPRESIONES BÁSICAS:
Cześć – Hola
Dzień dobry – Buenos días
Dobry wieczór – Buenas tardes
Dobranoc – Buenas noches
Do widzenia – Adiós
Tak – Sí
Nie – No
Proszę – Por favor
Dziękuję – Gracias
¡Na zdrowie! – ¡Salud!
Smacznego – Buen provecho
Witamy – Bienvenidos
Uwaga! – ¡Atención!


Smacznego o Buen Provecho


VOCABULARIO ÚTIL:
aleja: avenida
baszty: bastión
brama: puerta
dolina: valle
droga: carretera
dwor: estación de tren
góra: monte, montaña
jaskinia: cueva
kantor: oficina de cambio de dinero
kaplica / kapliczka: capilla o ermita
karczma: taberna
kościół: iglesia
młyn: molino
most: puente
napoj: bebida
plac: plaza
pokoj: habitación
rynek: mercado
skała: roca, peña
staw: laguna
sokol: halcón
szlak: camino, sendero
ulica: calle
wieża: torre


INFORMACIÓN SOBRE POLONIA EN ESPAÑOL:
Embajada de Polonia en Madrid
Página Web Oficial de Polonia

INFORMACIÓN SOBRE MAŁOPOLSKA (PEQUEÑA POLONIA):

INFORMACIÓN SOBRE LA REGIÓN DEL JURA:
INFORMACIÓN SOBRE PUEBLOS Y CASTILLOS:

5 comentarios:

  1. ¡¡ Que cabrón el abuelo¡¡. Lo mismo que quería liarte con su nieta. La ingesta del alcohol lo mismo que tenía algo que ver.

    Parece que los ancianos son iguales en todos los lados. Les gusta hablar con quien sea, aunque ni siquiera les entiendan... En fin. Y como les gusta presumir de edad...

    Mi abuela una vez vino diciendo que había estado hablando con una chica muy maja. Con su bigotito y todo.

    Pareces que has conocido una Polonia muy agradable y sencilla.

    S.M.A

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  2. ¡Qué viaje más interesante! Y lo cuantas con mucho estilo, de forma amena y llena de ese buen humor que siempre has tenido.

    A mí me encantaría hacer ese viaje. Hace unos años tuve oportunidad, pero la perdí por tacaño. Acababa de leer un libro sobre Czestokowa, que hilaba toda la historia de Polonia con la historia del icono de la Virgen. La historia de Polonia me impresiónó. Toda ella está llena de fe; se parece en eso a la de España, pero a la inversa. Mientras que en España casi todas la luchas y sacrificios han culminado en éxitos y victorias, la de Polonia es una historia de invasiones, sufrimientos y fe en medio de la opresión de suecos, alemanes y rusos, y de la traición de los propios, que nunca falta en los peores momentos, tampoco en España. Pero el pueblo polaco siempre se ha mantenido vivo y se ha levantado después de cada derribo. El siglo XX ha sido su última prueba. Yo les admiro muschísimo. Creo que el de verdad es patriota no es excluyente, sino que ama a todas la patrias, lo mismo que el que es un hombre familiar sabe apreciar a todas las familias.

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  3. Oye, ¿por qué se llama el sendero de los nidos de águila?

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  4. La historia de Polonia, Emilio, es en buena parte como dices. A Polonia la han querido borrar varias veces del mapa, pero los polacos, apelando al orgullo y al tesón, siempre se han levantado.
    Lo de "Sendero de los Nidos de Águila" no creo que sea un nombre de raíces históricas. Lo han debido elegir recientemente por motivos turísticos. Imagino que hace referencia a los castillos que hay a lo largo de la ruta y que, igual que los refugios de las rapaces, se sitúan en lugares elevados desde los que se domina el territorio circundante.

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  5. MUCHAS GRACIAS POR DEDICAR TU TIEMPO A QUE LOS DEMAS PODAMOS DIFRUTARLO
    SALUDOS
    INDIANA

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